Este es un cuento budista que escuche hace unos días y no ha querido irse de mi cabeza, entonces me pareció importante dejarlo acá para que ustedes también lo lean. Espero que les resuene tanto como a mi:

Hace un tiempo, en unas tierras no muy lejos de acá, había un granjero con un caballo. Un día el caballo salió corriendo y se escapó del establo. En eso llegaron los vecinos y le dijeron al granjero: “lo sentimos mucho!, ha perdido a su caballo, que mala suerte!”. En eso responde el granjero: “no se”.

A los pocos días, el caballo que se había perdido llego con 5 caballos mas, mucho mas grandes y fuertes y en eso llegan los vecinos y le dicen al granjero: “wow! ahora tiene 5 caballos de mas, que suerte tiene!”, y el granjero responde: “no se”.

Al siguiente día, el hijo mayor del granjero estaba montando en uno de los caballos, se cayó y se fracturo la pierna, y los vecinos preocupados llegan a donde el granjero y le dicen: “Ahora quien va ayudarlo con el trabajo?, pobre señor!” entonces el granjero responde: “no se”.

Pasan los días y llegan dos comandantes del ejercito, “Venimos a reclutar a su hijo a la guerra”, dicen. Cuando ven al hijo postrado en la cama, se dan cuenta que no se lo pueden llevar. Y los vecinos le dicen al granjero: “que suerte tiene! su hijo se salvo de ir a la guerra” y el granjero responde: “no se”.

Somos dueños de nuestro destino, y es nuestra tarea decidir si tenemos un buen o mal día. Hay matices para encontrar el encanto de cada situación. En yoga tratamos siempre de estar en ese lugar central, donde no nos dejamos llevar ni por la dicha extrema, pero tampoco por la tristeza absoluta. Esta bien ponernos tristes o felices, pero que eso no defina tu vida, así como las cosas malas llegan, las cosas buenas también.

Entonces que esta semana sea una linda semana llena de sorpresas, retos, y experiencias. Ya tu decidirás que tan buenas o malas son.


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